Las hormonas son mensajeros químicos que controlan todas las funciones de nuestro cuerpo. Los más conocidos son sin duda los asociados al estrés, al crecimiento o al sexo, sin embargo existen otros que pueden afectar directamente a la acumulación de grasa en nuestro cuerpo.
Entender cómo funcionan las hormonas, con el fin de modificar ciertos hábitos alimentarios para favorecer sus funciones, puede ayudarnos a perder unos kilitos de más. La insulina, el cortisol y la leptina, por ejemplo, son las hormonas más importantes que, por diferentes motivos, también pueden afectar a nuestra figura.
La insulina, asociada principalmente con el control de la diabetes, determina si los azúcares en la sangre deben usarse inmediatamente como energía o almacenarse como grasa. Lo que comes afecta directamente los niveles de insulina. Comer demasiados hidratos de carbono, por ejemplo, provoca un aumento de la insulina que, al no ser absorbida por las células, se convierte en grasa.
Para controlar los niveles de insulina, coma porciones pequeñas de vegetales, carne magra y cereales ricos en fibra cada 2-3 horas.
El cortisol, asociado al estrés, tiene una acción directa sobre los niveles de azúcar en sangre, regula el metabolismo y el equilibrio sal/agua. Cuando estamos estresados, el cortisol hace que el cuerpo acumule grasa alrededor de los órganos vitales. Para regular sus niveles de cortisol, intente hacer ejercicio, comer despacio y reducir la cafeína.
La leptina es la hormona del hambre, directamente relacionada con la grasa corporal. Esta hormona es liberada por las células grasas y puede tener un efecto a largo plazo en la cantidad de alimentos que nuestro cuerpo necesita para sentirse lleno. La mejor manera de mantener la leptina en niveles saludables es evitar los azúcares y los alimentos procesados.
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